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domingo, 11 de diciembre de 2011

Entre lágrimas y recuerdos.

Diciembre.
Llegó acompañado del frío y también anunciando que un nuevo miembro de la familia estaba en camino.
Y yo me acuerdo de tí, porque tú te fuiste en aquel día de agosto que yo dejé de sentir el calor en mi piel y ahora viene una nueva vida a la casa que dejaste llena de lágrimas, y que yo sé que lleva parte de tí.
Ahora todo son recuerdos, ya no estás con nosotros cuando formamos un corro alrededor de la estufa en la casa del pueblo, pero nos acordamos, porque era lo que más te gustaba de los inviernos allí; no estás en las cenas en las que ya no se cuentan chistes como lo hacías tú, ni nadie prepara bocadillos de la misma forma, ni trae churros y chocolate caliente los domingos... Pero nos acordamos de todo, nos acordamos de tí.

Y hoy, en un domingo en el que el viento me alborotaba el pelo y se metía en los huesos he ido hasta el cementerio de ese pueblecito en el que hiciste tu vida, donde ahora descansas desde un día número 4 de un mes ya pasado y que a mi me sigue pareciendo de la semana anterior.
Abro la gran puerta de hierro que encierra ya tantas vidas y te veo, en tu pequeño rincón donde no cabe ni por asomo toda tu grandeza, acompañado con ese ramo que te trajo ayer otra de tus hijas, con ese amor que te tenemos guardado en nuestros corazones y entonces las lágrimas vuelven a nacer en mis pestañas y a caer deprisa, como si compitieran por llegar a la bufanda que me quita un poco ese frío de diciembre.
Y me despido, mandándote un beso que espero que llegue a donde quiera que estés. Y me voy, con pasos cortos pero firmes -como tú me enseñaste a darlos- , mientras la última gota de agua del minuto cae por mi mejilla derecha. Pero son lágrimas de egoísmo - porque yo te quiero a mi lado- , que luego se convierten en alegría, porque tú ya no sufres esa enfermedad que se lo llevó todo y ahora te has convertido en una estrella que nos cuida desde el cielo.


Un fuerte beso donde quiera que estés, desde las últimas lágrimas del día. Te quiero, Papá.

6 comentarios:

  1. Me siento completamente identificada :( Acabo de leer un poquito de tu blog y me ha gustado, te sigo yo también :)

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  2. Me dejas con la boca abierta. Me encanta el texto que has escrito, sobre todo el segundo párrafo. Es tan sincero y profundo. Me asombra cómo has utilizado las palabras, creando preciosas oraciones.
    Tu padre fue y es un hombre afortunado. Si yo fuese él, estaría muy orgulloso de ti :)
    Un beso.

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  3. Esta entrada me ha volado la cabeza, pero me quedo con la última parte. Cuando perdemos a alguien, ganamos una estrella, un ángel. Sabes que nunca estarás sola, siempre habrá alguien cuidándote desde algún lugar.
    Mucho ánimo!

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  4. Escribes de una forma extraordinaria, me dio lástima el relato; pero así también aprendo a valorar lo que tengo. Seguro, que donde quiera que está, está muy orgulloso de vos, de tu forma de expresarte y de extrañarlo.
    Un beso.

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  5. Hola Martita, nada más grande que el recuerdo...que el olvido vuele lejos de tu ventana...
    Gracias guapa, preciosas letras, pasa buen día, besos trotamundos..

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  6. Wow Martita! tienes el don de transformar lo trivial en algo con adornos infinitos! mezclaste muchos sentimientos con mirada poetica, pero lo que mas me sorprendió es que yo ví a tu corazon plasmado en cada palabra, a veces opaco otras veces brillante hasta cegar, es por eso que me ha encantado! Recibe un abrazo virtual!

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