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miércoles, 14 de diciembre de 2011

C'est la vie... mon amour.

Clarisa se despierta una vez más a las siete, volviéndole a dar al botón del despertador que le asegura que en cinco minutos va a volver a sonar, y así hasta las siete y media, que decide levantarse porque ya no puede robar ni un segundo más a la mañana que vino tan pronto como se fueron los sueños de la noche anterior.

Monotonía de todos los días, dejar caer el peso de su cuerpo sobra la cuerda que corre la cortina para dejar entrar el aire frío que es el que verdaderamente la despierta, y se viste, y se peina y si tiene tiempo desayuna.
Después de enfundarse en su plumas y en algún pañuelo que tiene colgando del armario, se decide a salir, aunque no le apetezca ni un poco caminar por las calles del mundo.

Abre la puerta que da a la plaza donde vive y la deja cerrarse sola. Le da cierta alegría el ver el cielo coloreado de rosa esa mañana y a los miles de pájaros que vuelan juntos, huyendo del frío de diciembre buscando algún lugar perdido donde el invierno prometa no llegar nunca.
Camina, por ese estrecho camino imaginario que ella siempre dibuja en las aceras y automáticamente cruza pasos de peatones, mira los escaparates que tanto le gustan, se cruza con gente que va al trabajo... y lo hace perdida en pensamientos imposibles que no recordará pasados unos minutos.

Y se suceden las horas, y la mañana deja paso a un mediodía igual de monótono, seguido de una tarde inútilmente pasada pensando en todas las cosas que no ha vivido y que le gustaría vivir con él, porque como dice Carlos Ruiz Zafón sólo recordamos aquello que no sucedió nunca y Clarisa quiere que sucedan, porque no comprende la vida sin él a su lado...

Pero, lo que no sabe es que todo en la vida no es el amor hacia una persona, ni depender de ella.
Vivir es saborear, colorear de rosa un poco de cada copa que bebes con tu pintalabios, dejar huella en las personas a las que importas, no todo es el chico de tus sueños, también son tus amigas, las noches de tacones y alcohol y los millones de risas a su lado, es querer a tu familia y que ninguna enfermedad se lleve a nadie más, estudiar la carrera que te gusta, experimentar, viajar, bailar, sonreír...
Estamos hablando de vivir no de sobrevivir.

2 comentarios:

  1. experimentar, viajar, bailar, sonreír... Totalmente de acuerdo contigo! Esta narrativa aunque describias monotonia me pidió prestada la imaginacion e hizo lo que quizo con ella, me entretuviste mucho. tu forma de escribir dulce y detallada me han dejado un buen sabor de boca!
    P.D. Que linda sonrisa tienes! de los suspiros y las siluetas, irradia luz celestial! Un abrazo!

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  2. Hola Martita, al final amiga, vivir es sobrevivir todos los días un poco, lentamente así es la vida...siempre nos espera para darnos el ñultimo empujón...
    Gracias por tus hermosas letras guapa, un placer,pasa buena tarde,besos mimados..

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