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jueves, 1 de diciembre de 2011

Como siempre, mal y tarde.

El ruido de las persianas que se empiezan a subir cuando comienza la mañana, cada uno de los pasos que das hasta llegar al edificio donde pasas unas cuantas horas cada día, el sonido de la silla que se arrastra lentamente para después poner la chaqueta en su respaldo y sentarse, las ganas de gritarlo todo en dos minutos, el suspiro con el que se te quitan de encima esas mismas ganas y con el que acoges al silencio en tus labios, esos mismos que pintabas de rosa fuerte o rojo.
Y removiendo la estantería en busca de algún libro que tenga unas palabras subrayadas que leer…lo ves.
Ves el álbum de fotos de tu vida, que lleva una banda sonora con cada una de las pistas de audio que la recorren día tras día, durante un puñado de años que pasan lentamente rápidos.
Y en una tarde de sábado, en un coche que me lleva a un pueblo, que está a una hora de esta ciudad que no quiere soltarme, la escucho… escucho esa canción que ya me había gustado antes, pero que hasta ese momento no sabía que formaba parte del reproductor de mi vida.
Esa que ahora cada vez que suena me recuerda a ti y a ese instante en el que fui consciente de que volvía a recordar las noches locas que siempre acababan bien y que ahora...ahora quiero que me llames, que te quiero escuchar.
Ya lo ves, no siempre me va bien.

1 comentario:

  1. Pensé que escribías sobre un instituto/Universidad, pero al decir "estantería" supuse que se trataría de una biblioteca. No sé para qué te cuento esto, supongo que para que veas que tus palabras me hacen pensar.

    Y, bueno, a lo largo del día o de la semana se pasa por momentos malos, pero una llamada no es la solución. Ya tú sabes ;)

    Muchas gracias por pasar por mi blog. Te sigo; me gusta lo que leo. Un beso.

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